Primer encuentro regional de movimientos juveniles 1968
Al
cumplirse en el próximo mes de noviembre 50 años de la realización
del “primer encuentro regional de grupos juveniles” en nuestra
Diócesis, les comparto la RESEÑA que publiqué en el n.º 60 de
nuestra “Revista Diocesana”.
Creo
que vale la pena tener en cuenta esos comienzos al empezar a caminar
“sinodalmente” en nuestras comunidades, grupos y movimientos...
Primer
Encuentro Regional de
Movimientos
Juveniles P/Justino
Fernández
FRENTE
A
UNA CRISIS
Hoy,
la juventud es noticia. En todas partes. Y ante este hecho
cierto, más de una
vez hemos
comprobado las deficiencias de nuestra
Pastoral de Juventud (al decir "nuestra", me refiero a
sacerdotes,
religiosos y laicos que tenemos un compromiso tomado con los
adolescentes
y jóvenes de nuestro tiempo).
Movimientos
juveniles de Acción Católica que tuvieron muchos momentos
de gloria, vieron languidecer sus filas. Por falta de ideales?
Por una esclerotización de estructuras? La
acción pastoral se volcó
hacia las escuelas, religiosas o parroquiales. Pero una acción
limitada
casi siempre a la formación "intelectual" del adolescente,
que
no siempre se traducía ni se traduce en compromisos de fé
jóvenes
y generosos.
TRABAJAR
DESDE LA BASE
A
comienzos del año pasado, cuando el señor Obispo puso en marcha
las cuatro Zonas diocesanas, insistió mucho en la necesidad
de
llegar a una Pastoral de Conjunto, pero no desde arriba, sino desde
abajo.
En
agosto
de
este año, el Equipo de Estudiantes del Consejo Diocesano AJAC
organizó en M ar del Plata un Encuentro de Equipos
Estudiantiles. Más de cuarenta chicos y chicas debatieron entonces
el porqué y el cómo de una acción organizada en el medio
estudiantil.
Posteriormente,
con
ocasión de las Jornadas Anuales del Clero, se
realizó una primera reunión de asesores y en general, de sacerdotes
interesados directamente en un replanteo de la Pastoral Juvenil.
En
esa reunión se tomó conciencia de la existencia de numerosos
grupos —la mayoría no institucionalizados— que tenían lo
fundamental,
vida, pero que se desconocían mutuamente. Las conclusiones
de la reunión fueron fundamentalmente dos:
1)
Necesidad
de una coordinación de los diversos grupos de base, pero respetando
siempre la autonomía de los mismos. Una coordinación
que no fuese vertical, sino horizontal. Una
coordinación
de servicio a los Movimientos, para enriquecerlos con las
experiencias de todos y a la vez, potencializarlos al tomar
conciencia
los muchachos de que cada grupo no es un grupo aislado,
sino que forma parte de un movimiento más general de jóvenes que
buscan, en comunidad, su camino en la vida, su posición ante un
mundo que nace.
2)
Necesidad
de un intercambio más frecuente y organizado entre
los asesores de los diversos grupos o movimientos.
Necesidad de
una acción común en toda la Diócesis, que posibilitará la
subsistencia
y desarrollo de los movimientos juveniles, con su fisonomía local
propia, más allá de la presencia de tal o cual asesor (dado que en
las condiciones actuales, la "movilidad" de los sacerdotes
es grande)
REUNION
DE ASESORES EN NECOCHEA
El
5
de noviembre (1967),
ocho
sacerdotes
se reunieron en Necochea para
proseguir el diálogo comenzado en Villa Marista.
Se
clarificaron objetivos: los movimientos juveniles de adolescentes,
tienen una doble finalidad, que en
la
marcha concreta no se separa
nunca: la formación integral del muchacho, a través de un
compromiso
cada vez más consciente y fecundo con su medio, en vistas
a capacitar futuros líderes cristianos.
En
esta perspectiva, no se trata tanto de trabajar con la mayor cantidad
posible de muchachos, en organizaciones tipo "clubs"
(estas, a
veces, son necesarias, pero nunca deben "aislar" al
adolescente del
medio en que vive), sino de trabajar
con los líderes naturales, y
a
través de ellos, y con
ellos,
influir en todo el ambiente (no se trata de
ser "masa" sino 'fermento")
Se
habló además de la psicología propia del adolescente y del joven,
de sus inquietudes y necesidades, de la función del asesor como
"persona mayor" en los grupos, de la necesaria "libertad"
que debe
animarlos,
y que posibilita en definitiva un compromiso cristiano consciente
y progresivo, etc.
Vista
la necesidad de poner antes de fin de año las bases para una
pastoral
de conjunto con los diversos movimientos, se planificó el Primer
encuentro diocesano de
los mismos, a realizarse en Maipú, y que
estaría
a cargo, en
su
organización
externa, de la JEC de dicha ciudad.
EL
ENCUENTRO
El
16 y el 17 de noviembre se realizó el Encuentro. Los
movimientos
estaban "maduros" para esta inter-relación; la
realidad superó
todos
los cálculos previstos: 170 muchachos de La Dulce, Necochea,
J. N. Fernández, Miramar,
Mar del Plata, y Maipú, participaron en
el Encuentro.
Los
Movimientos participantes fueron:
LA
DULCE: "TEJ"
(Todos
Estos Jóvenes)
J.
N. FERNÁNDFZ: "NEYSA"
(No
Esperes Y Sigue Adelante) NECOCHEA:
«EPA»
(Estudiantes
Promotores de Amigos)
MIRAMAR:
Un
equipo de
AESAC (dependiente de AJAC) y otro
grupo de muy reciente formación.
grupo de muy reciente formación.
MAR
DEL PLATA:
«LUZ Y VIDA» (Grupo Juvenil del M.F.C.) "CEIC" (Centro
Estudiantil del
Colegio Inmaculada Concepción)
"AJAC"
(Varios
grupos, predominantemente
estudiantiles)
"JEC"
(Juventud Estudiantil
Católica): varios
equipos
de
diversos Colegios.
"MOJUCA"
(Movimiento Juvenil Católico)
MAIPÚ:
"JEC" (Cuatro equipos mixtos)
DESARROLLO
DEL ENCUENTRO
Las
delegaciones llegaron a Maipú a las 10 de la
mañana.
Después
del almuerzo, y durante tres horas y media, se realizaron las
mesas
redondas,
en base a las siguientes preguntas:
-
Quiénes somos, qué hacemos y porqué lo hacemos.
-
Búsqueda de objetivos comunes a los diversos movimientos participantes.
-
Concretizar una posible coordinación.
El
trabajo, en diez grupos, fué serio y fecundo. Por la noche se
realizó un baile y fogón.
Al
día siguiente, se fué a
una estancia cercana. Después
del
asado,
se llevó a cabo la revisión
del encuentro y
el diálogo general en
base a las conclusiones de las mesas redondas.
De
regreso en Maipú, se concluyó el Encuentro con la Misa concelebrada
por cuatro asesores.
LAS
CONCLUSIONES
El
primer fruto de este Encuentro fué el clima de amistad y
solidaridad
que se creó inmediatamente entre todos. Se descubrieron
objetivos
comunes, se sintió la necesidad de una mayor relación, a
través
de encuentros más frecuentes, comunicaciones escritas, etc. Muchos
de los presentes solicitaron abiertamente una mayor coordinación
de los mismos asesores.
Se
decidió finalmente organizar a modo de experiencia, un equipo
coordinador integrado por delegados de los diversos movimientos,
y que estaría en permanente comunicación con el Equipo de Asesores.
PERSPECTIVAS
Creo
que las perspectivas que se abren son magníficas.
El
trabajo
con
la juventud, uno de los sectores más descuidados de nuestra
pastoral, es de fundamental importancia para el futuro inmediato.
Pero
hace falta que todos
nos
pongamos a trabajar en común,
dejando de lado miopías
inexplicables o celos localistas, hasta llegar a una auténtica
Pastoral de Conjunto Juvenil.
UN
DOCUMENTO FUNDAMENTAL
Vale
la pena transcribir, como conclusión de esta reseña, las
principales
resoluciones tomadas por la Iglesia Latinoamericana en
Medellín,
con respecto a la Pastoral de juventud.
«Dentro
de la comunidad educativa ocupan hoy lugar preferente
los grupos
juveniles,
que
salvan la distancia creciente entre
el
mundo adulto y el mundo de los jóvenes. Por ello esta Conferencia
Episcopal recomienda la formación de movimientos
juveniles
que realicen toda clase de actividades, de acuerdo con sus propios
intereses y con una suficiente, gradual y cada vez mayor dirección
de los propios jóvenes.
Además, estima que debe darse oportunidad
a los que tengan cualidades humanas para formarse
como
líderes» (IV, 3.1.6.).
«Desarrollar,
en todos los
niveles,
en los sectores urbano y rural dentro
de la Pastoral
de
conjunto,
una
auténtica Pastoral de
juventud. Esta Pastoral ha de tender a la educación de la fé de los
jóvenes a
partir de su vida, de
modo que les permita su
plena participación en la comunidad eclesial, asumiendo
consciente
y
cristianamente su compromiso temporal... Esta
Pastoral exige en particular,
por parte de los ministros de la Iglesia, un diálogo
sincero
y permanente
con
la
juventud. tanto
de movimientos organizados, como de sectores
no organizados...» (V, 3.2.1.)
"Que
se tenga muy en cuenta la importancia de las organizaciones
y movimientos católicos de juventud, en particular aquellos de
índole
nacional e internacional.
Que
se les conceda una mayor confianza a los dirigentes
laicos
y
se reconozca la autonomía
propia de los movimientos laicales.
Que
se les consulte en la elaboración de la pastoral juvenil, a
nivel
diocesano, nacional y continental.
Que
se estimule su acción evangelizadora en la transformación de
las personas y de las estructuras.
Que
se favorezcan sus esfuerzos en vista a la formación
de líderes
de la comunidad.
Que
se haga una distribución
más
racional de los sacerdotes que
permita
una mejor atención de los
movimientos
juveniles.
Que
se dé a la formación de asesores
de juventud (sacerdotes, religiosos
y laicos) la importancia que tiene en un continente con
mayoría
de jóvenes»
(V, 3.3.1)
(Revista
diocesana n.º 60 pp
83 y ss. diciembre 1968)